Yamili Salazar Ku es una joven egresada de la carrera en Ingeniería Ambiental, desde el 2013, lidera la red más grande de guardianes del agua en todo el territorio de Yucatán. Promueve la educación ambiental, el cuidado del agua y los derechos humanos. En la región se encuentra la red de ríos subterráneos más grande del mundo; el objetivo del grupo es preservar los recursos naturales pese a grandes empresas contaminantes.
Texto: Abraham Bote Tun
Fotos: Javier Escalante Rosado
Ha’kanules en maya significa guardianes del agua. Se trata de un grupo de niños, niñas, jóvenes y personas adultas de diversas comunidades mayas del estado, quienes realizan sus propios monitoreos de la calidad del agua usando laboratorios portátiles, en cenotes de la región.
Hoy en día, esta red la integran más de 100 personas y los guardianes tienen presencia en 15 comunidades del estado.
Por su labor, la agrupación ha sido galardonada con varios reconocimientos locales, nacionales e internacionales, pero más allá de estas distinciones, lo que la motiva a seguir es generar un cambio de conciencia en las poblaciones; y que se vuelvan agentes de cambio para el beneficio de sus comunidades y su entorno.
“Si la misma gente se involucra y es parte del proceso, empiezan a generar datos que se vuelven también relevantes y que además les ayudan a sensibilizarse en el tema", explica.
En Yucatán, según estimaciones de las autoridades locales, hay aproximadamente más de 3 mil cenotes, la única fuente de agua dulce en el estado; sin embargo, actualmente están amenazados por varias industrias y sustancias tóxicas.
Un reciente informe, elaborado por la organización internacional Fundación para el Debido Proceso (DPLF, por sus siglas en inglés) revela la gran contaminación que afecta al Anillo de Cenotes de la península de Yucatán.
La investigación detalla el grave estado de contaminación del agua subterránea, en el que los contaminantes detectados rebasan los límites permitidos por las normas oficiales mexicanas y los estándares internacionales.
“Esta situación representa una severa amenaza a la salud de los seres humanos, pero también de otras especies y del ecosistema en su conjunto”; advierten
De acuerdo con el documento, los principales problemas relacionados con la contaminación del agua del Anillo de Cenotes son: regulación e infraestructura insuficientes; la presencia de plaguicidas, nitratos y metales pesados altamente peligrosos, todos cancerígenos, los desechos de granjas porcinas y avícolas, así como otros contaminantes asociados con el crecimiento de la población, la urbanización, las actividades industriales y el turismo.
Yamili, quien es también estudiante de agroecología, explica que el proyecto nació cuando todavía cursaba la carrera, en 2013 ante la inquietud de crear colectividad y trabajo voluntario para lograr un impacto visible en la sociedad y sus comunidades rurales.
La prueba piloto inició en Tekit, financiada con sus propios recursos, llevando talleres sobre sensibilización del agua, manejo de residuos y aplicando diagnósticos de la calidad de los cuerpos del agua.
“El enfoque principal es la conservación del agua”, expresa la activista ambiental, quien destaca que Ha’kanules ha trascendido, se ha adoptado como un estilo de vida gracias a las voluntades de las personas que integran esta red.
Además de que las propias personas son los principales causantes de las problemáticas ambientales, con este proyecto se enfocan en ser también los principales solucionadores.
Yamili afirma que uno de los grandes impactos de esta iniciativa es el efecto cadena que ha generado en la población; pues las y los guardianes del agua que se han formado durante estos años, ahora también replican estas acciones como facilitadores en sus comunidades.
“Ellos mismos hacen cosas por iniciativa propia, capacitan a otros jóvenes, a través de colaboraciones con otras agrupaciones, hacen labores de limpieza, colocación de letreros y temas de emprendimiento ambiental”, expresa.
También trabajan temas de derechos humanos, no violencia hacia las mujeres, el derecho humano al agua y la defensa del territorio.
Salazar Ku confiesa que durante la carrera de Ingeniería Ambiental vio muchos temas ambientales, sin embargo, no le enseñaron a trabajar con la sociedad y lo comunitario. “Aunque tengamos los mejores diseños de ingeniería, si no son validados por la comunidad de nada sirve”; afirma. Por eso, con este proyecto, ha aplicado sus conocimientos de manera sencilla para las infancias y lo usen en beneficio de su entorno y los cenotes.
Para la defensora ambiental, no sólo se trata de generar acciones, sino conciencia y sensibilización; que las y los guardianes puedan implementar medidas concretas para disminuir su huella hídrica, de carbono e impactos negativos al medio ambiente.
Para la joven, este proyecto es su vida; es cristalizar un sueño: “ver que haya toda una red de personas trabajando en favor del medio ambiente, del cuidado del agua. Si no la cuidamos habrá una crisis. Sin el agua no hay vida. Estoy dejando mi semilla”; concluye.
Esta fotobiografía realizada con el apoyo de la Unidad Global de Apoyo a la Democracia de la Heinrich-Böll-Stiftung Unión Europea forma parte del webdossier Juventudes y derechos humanos. Voces jóvenes en aumento y fue publicado originalmente aquí en inglés.